miércoles, noviembre 29, 2006

Carta a un hijo en el exilio

¿Cuanto timpo hace que saliste del hogar? Parecen décadas. El tiempo ha cambiado tantas cosas. Pero hay algo dentro de tí que no puedes olvidar. El calor del hogar. Saliste buscando fortuna y libertad. Pero las cosas no salieron como te lo habías soñado. En lugar de fortuna te has dado cuenta que solo perdiste las cosas que son realmente valiosas, y te estas empezando a sentir pobre. Suena raro, pero es cierto. no importa cuanto dinero haya pasado por tus manos, sientes que estás pobre. Y de la libertad, ni hablar. Te fuiste pensando que en otro lugar ibas librarte de la presión que tanto te molestaba. Tal vez de esa familia que tanto te exigía. Pero ahora que estas lejos te das cuenta que la libertad no se consigue de esa manera. Lástima que pasen tantos años para que de des cuenta de eso. Lástima que solo lejos puedas valorar que esos cercanos, que a veces eran tan intensos, son en verdad quienes velan por tu libertad.

Pero aún estás a tiempo para volver. No importa la situación en la que estes, tu padre sabe que tienes necesidades. Y no importa si aún crees que nadie se acuerda de tí. Tu padre está en la puerta de la casa mirando a lo lejos para ver cuando decides regresar. Es tiempo de volver a la casa del padre.!

Basado en Lucas15: 11-32
15:11 También dijo: Un hombre tenía dos hijos;
15:12 y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.
15:13 No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.
15:14 Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle.
15:15 Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos.
15:16 Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.
15:17 Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!
15:18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.
15:19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.
15:20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.
15:21 Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.
15:22 Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.
15:23 Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta;
15:24 porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.
15:25 Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas;
15:26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.
15:27 El le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano.
15:28 Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase.
15:29 Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos.
15:30 Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.
15:31 El entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.
15:32 Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.

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