lunes, noviembre 19, 2007

Necesito encontrar a Dios


Miro a mi alrededor y veo tanta maldad. Me asombra la capacidad que tenemos los hombres para hacer daño. Asesinatos, violaciones, explotación, secuestros y extorsiones son el pan humano de cada dia. Y entonces me pregunto, como tal vez lo hayas hecho, dónde está Dios?

He oído a algunos afirmar que él ha muerto. ¡No les creo!. También oigo decir que a él no le importa. ¡Me niego a aceptarlo!. ¿Pero entonces donde está? ¿por qué no interviene? Así que decidí buscar dentro las respuestas que él mismo da. No las que otros ponen en su boca, sino las que él mismo da. Y entonces encontré la respuesta que buscaba. Hubo cerca del año (696-642 AC) un rey perverso y malvado: Manases. Su padre había sido un hombre justo y temeroso de Dios, pero él era todo lo contrario. Todo lo que era posible de hacer malo, lo había hecho. Había llevado a su pueblo a atentar contra todo derecho humano y divino posible. Al morir su hijo le sucedió, pero no gobernó mucho tiempo. Solo lo pudo hacer un par de años hasta que lo derrocaron. Y finalmente ascendió su nieto Josías. Este si fue íntegro para con Dios y su pueblo.

¿Sabes que es lo que me asombra de esta historia? Cómo la Biblia recuerda a Josías: 1 Reyes 23:25 " No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo su corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él nació otro igual. "

Entonces entendí que Dios no obliga a los hombres. El nos da la libertad de tomar decisiones y asumir las consecuencias de ellas. Así le permite al hombre actuar con maldades y asumir las consecuencias que la ley de Dios da a los malvados. Pero también le permite al hombre volverse de su mal camino y reconciliarse con Dios. Es decir cambiar tanto en como piensa, siente y actúa. No conformarse con la maldad de quienes le rodean, ni con la maldad histórica, sino ser un motivador de cambio. Uno de esos que se compromete de todo corazón, alma y fuerzas para cumplir los requisitos que la ley de Dios pide para dar bendición.

Así que entendí que Dios siempre había estado alli, el que se había apartado era yo. El siempre vió la maldad y había querido cambiar las circunstancias humanas, pero yo no estaba dispuesto a buscarlo sino a juzgarlo. Yo quería que el interviniera, pero no lo buscaba para que lo hiciera. ....Tengo tanto que cambiar.... espero que me acompañes en esta jornada.

1 comentario:

essay writer dijo...

Informative article.thanks for posting