jueves, noviembre 03, 2005

No tenemos fuerza suficiente, no sabemos que hacer y …

La guerra ha estallado. Nuestros enemigos se han agrupado. Sus fuerzas son mucho más numerosas y mejor capacitadas. Nuestras defensas son insuficientes. Hemos evaluado la situación. Hemos reunido a nuestros consejeros. La situación es crítica y no tenemos salidas. ¿Qué podemos hacer si ni siquiera podemos ver opciones?

¿Alguna vez te has sentido así? ¿Estas viendo que tu vida, tu familia, tu trabajo, tus valores están siendo amenazados? ¿Los valores en los que habías fundado tus esperanzas han sido comprometidos? Te entiendo. Muchas veces me he sentido igual. Hay días en los que puedo ver como los enemigos de mi vida se han agrupado para destruirme. Esos días cuando la crisis económica, se una a los problemas de pareja, a la crisis en el trabajo y a la enfermedad. ¿Por qué todos al tiempo?

Pero la Biblia cuenta la historia del rey Josafat. Un día cualquiera, tal y como nos pasa a nosotros, todos sus enemigos se reúnen y avanzan contra él. La amenaza de destrucción era inminente. La razón indicaba que no hay salidas. La historia demostraba que el único destino posible es la destrucción. Pero este hombre hizo lo que a veces nosotros olvidamos, volvió sus ojos hacia el único lugar donde siempre hay salidas. En 2 Crónicas 20: 12 dice “¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros: no sabemos que hacer, y a ti volvemos nuestros”.

Cuando Dios ve que hay alguien que le busca se deja encontrar. De hecho Jesús dijo en Mateo 7: 7: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.” Así que no era una posición temporal de Dios. El mantiene abiertas sus puertas hoy en día. Sus respuestas son oportunas y completas. El rey Josafat recibió su respuesta en 2 Crónicas 20:15-17 “Y dijo: Oid, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén , y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande; porque no es vuestra la guerra, sino de Dios. Mañana descenderéis contra ellos; he aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis, y los hallaréis junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel. No habrá para qué peleéis vosotros en este caso: paraos, estad quedos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén , no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, que Jehová estará con vosotros”

¡Qué día tan espectacular! Dios dice que la guerra no es mía sino de Él. Me dice que no tenga más miedo, que ni siquiera debo pelear. Que solo debo apresurarme a ver lo que él va a hacer. Porque Él de verdad está conmigo. ¿No te gustaría vivir de esa manera?
Entonces
¿por qué no dejas de buscar soluciones dónde no las vas a encontrar? Vuelve tus ojos a Dios. Él está vivo y le interesa lo que tú vives. Él solamente está esperando que vuelvas a mirar y a esperar en Él. Deja que él pelee tus guerras, que se haga cargo de tus temores, que responda ante tus enemigos. La oportunidad sigue abierta. No dejes que el tiempo te la arrebate.

No hay comentarios.: