jueves, enero 26, 2006

Háblame Dios (Parte 4)

Querido Dios

He estado buscando en la Biblia las respuestas para mi necesidad. He paseado por algunos pasajes tratando de encontrar una palabra para mi. Pero, sabes una cosa? A veces encuentro textos que podrían aplicarme, pero no sé si esa es tu voz para mi. Así que me surge una inquietud: ¿cómo puedo identificar cuando es tu voz específica para mi necesidad y cuándo es una palabra general? ¿O es que acaso todo lo que está escrito es para mí? ¿Podrías por favor darme más claridad al respecto? La verdad que necesito oir lo que tu dices acerca de mi situación. Y lo necesito con urgencia.

Ahora bien, querido amigo, he estado pensando y tengo una ida. ¿No sería posible contar con una especie de tutor que me ayudara a aclarar mis dudas?. Es decir alguien que me explique todas esas cosas que leo y no comprendo. Alguien que me pudiera explicar, de manera personal, si lo que estoy leyendo es para mi situación actual, o es una prevención general. Alquien que me recuerde las cosas que tu has dicho y a mi se me han olvidado. Alguien que pueda saber exactamente lo que tu piensas y sientes. Alguien que hable a nombre tuyo directamente. Alguien que me ayude a conocerte. ¿Tienes a alguien que cumpla ese perfil?. ¡Ojala que sí!

Querido amigo. La verdad es que no quiero tener una relación dirigida por GPS. No quiero sentirme como en rally de observación, tratando de seguir las pistas que dice el camino. Lo que quiero es tenerte a mi lado. Quiero preguntarte y escuchar tus repuestas. Quiero sentir tu presencia, oir tu voz, ver tu rostro. Lo que de verdad quiero es poder ser tu amigo. Tu amigo íntimo.

Por favor contestame pronto. Te repito que es urgente

Tu ya sabes quien

1 comentario:

Fernando Torres - Cali Colombia dijo...

Para que Dios te hable, debes empezar por agradecer todo lo que te da en lo espirutual y material, no maldecir ni renegar o reprochar nada.
Agradecer la belleza de una flor, la frescura del agua, el rozar del viento en nuestras mejillas. Agreder a Dios por que permite que lo veamos y lo sintamos en toda la plenitud de la naturaleza.
Dios se nos presenta en cada momento de felicidad, y la felicidad la conseguimos haciendo felices a los demas, apartando de nosotros el egoismo, la avaricia.
Aprendamos a vivir agradeciendo si el dia amanecio con un sol radiante e igualmente si amanecio con la frescura de la lluvia, lo importante es siempre sentirnos felices. Si logras esta felicidad es por que escuchaste lo que Dios te hablaba.
No olvides la felicidad no esta en lo que el dinero compra, esta en lo que tu amor hacia los demas recoge.