viernes, noviembre 11, 2005

Dame tu corazón

El Amor. La virtud por excelencia. ¿Quien no ha soñado con enamorarse perdidamente? ¿Con vivir una película romántica? Con soñar con vivir con el corazón acelerado, con la respiración entrecortada, con miradas que te hacen soñar, con una manos tomadas, una palabra de amor y finalmente un beso. Un beso que haga estremecer, que te haga sentir realmente amado.


Pero entonces debes volver a la realidad donde las relaciones duran más que unas cuantas escenas y no hay un director que diga "corte". Donde no sabes si eres el protagonista o la pareja cómica. Donde no sabes si vas a tener un final feliz o si quedarás como un personaje de reparto. Donde las equivocaciones duran mucho tiempo y las heridas duelen intensamente.

En esos días te preguntas cómo hacer para evitar el dolor. Y si acaso existe alguién que pueda ayudarte. Pues hay una respuesta. Alguien que está tan interesado en tu vida que murió en un cruz para salvarte. Jesús dijo en Juan 10:10 "El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia." A Él le interesa que tu vida aquí y ahora sea abundante. Y la vida abundante incluye también tus sentimientos.

Y entonces que debes hacer? Su consejo es sencillo y está en proverbios 23:26 "Dame, hijo mío, tu corazón y no pierdas de vista mis caminos." Lo primero que debes hacer es rendirte a Él. Ya no tomes más decisiones basadas en lo que crees, sientes o piensas. Él tiene más capacidad que tú y puede ver más cosas. Él pide que le entregues tu corazón. Él sabe como cuidarlo.

Piensa. Si el dió su vida por tí, si sacrificó su cuerpo para que tuvieras salud, si ha prometido darte una nueva vida, si puede ayudarte en tus finanzas, ¿cuánto más no hará por tus sentimientos?
Ábrele la puerta para que sea Él quien gobierne tus emociones. Esas también le pertenecen.

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