Un aporte de Juan Carlos Franco a nuestro lectores
Hay una vieja historia que cuenta de un barco que una noche vió lo que parecía otro barco que venía directo hacia el suyo.
El capitan ordenó al señalero que le dijera al otro barco: Cambie su curso diez grados al Norte.
- Cambie usted su curso diez grados al Sur, fue la respuesta que llegó de inmediato.
- Soy un capitán. Cambie su curso al norte, replicó el capitán.
- Y yo soy un marinero de primera, cambie su curso al Sur.
Esto enfureció al capitán quien ordenó al señalero decir: Le digo que cambie su curso al norte, estoy en un barco de guerra.
- Y yo le digo que cambie su curso al sur. Estoy en un faro, fue la respuesta.
Negarnos a cambiar, puede llevarnos al desastre. Negarnos a transformar nuestra manera de pensar puede ser fatal.
¿Qué posición tomamos en nuestro trabajo ante la cotidianidad o ante situaciones minúsculas?. ¿Qué actitudes tomamos en nuestra familia ante los embates de situaciones adversas? ¿Somos acaso como el barco empecinados en seguir adelante a toda costa, a toda marcha, confiando en que somos tan poderosos social y económicamente, con un status de buque de guerra? ¿Somos comandantes que ni siquiera escuchamos a un marinero de primera.? ¿No oímos o nos hacemos los sordos como el viejo Jonás.?
¿Por qué no lo intentamos? Comencemos cambiando por cosas tan pequeñas como la actitud. O por qué mejor somos como el faro: atalayas de la vida, vigías del derrotero humano, atentos al consejo sabio y oportuno, llegando donde el amigo, familiar o conocido enfermo y necesitado. Convirtámonos en orientadores hacia el camino de vida en Cristo y no hacia la muerte eterna.
Recuerda lo que dijo el apostol Pablo en la carta a los Romanos "No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente."
miércoles, enero 11, 2006
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